¿Cómo se rescata la cultura?

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En el 2019, siendo educadora de Conceptos Culinarios II en una escuela de cocina local, tuve mi primer encuentro con Fundación Rescate de Alimentos. Para una de las clases, los invité a que le hablaran a los estudiantes sobre el trabajo que realizaban para despertar ese “foquito de interés“ por la situación actual, pero al llegar el día de la charla, la que quedó completamente en shock fui yo.

Ese día, nos habló Gaby Arias, parte de la fundación, y lo que compartió fue devastador:

40% de la producción se desperdicia

Y mucho de esto está en perfecto estado.

Apróximadamente se generan 22 toneladas de merma diaria

Esto equivale a 44,000 bolsas de comida.

Y por otro lado, tenemos al 10% de la población (aproximadamente 400 mil personas) que sólo come una vez al día.

Me imagino que, como yo en su momento, en este punto te estás preguntando: ¿a donde va a parar toda esa comida? o ¿por qué no agarramos todo ese producto y se lo damos a la gente que tiene hambre?

Durante la pandemia, Fundación Rescate de Alimentos junto a varios voluntarios, tuvieron jornadas de rescate y preparación de comidas que luego se repartieron a personas que estaban pasándola particularmente mal, lo cual despertó el interés y la solidaridad de muchos.

En agosto de este año, Helga Barría de 4Bistro y miembro de la Fundación, me invitó a realizar una cena en 4Bistro, “Comida Honesta” para la cual iríamos a rescatar algunos productos que luego utilizaríamos para los platos del menú. Conseguimos kilos y kilos de brócoli, guineos, plátano y papaya.

 

Tratamos de usar la mayor cantidad posible de producto en el evento pero era tanto, que sobró muchísimo y parte parte lo fermentamos en un kimchi y la otra parte la congelamos.

Entonces se acercó el aniversario #2 de Baran Blü y llamé a Helga para contarle que quería cocinar con este producto para algunas personas que estuvieran pasando hambre. Mi lógica fue: tanto producto al cual darle uso y tantas personas con hambre -vamos a darle comida a esta gente.

Así fue como con ayuda de Fundación Rescate de Alimentos, las manos de Alex, David (Mantis Labs) y Diego (El Chef Frustrado), y varias otras personas y empresas que se sumaron en el camino, empezamos a preparar todo para esta “Olla Comunitaria” que alimentaría a +100 niños en el comedor de calle 19 de El Chorrillo.

Ese día cocinamos varias pailas de arroz frito estilo chino, ensalada y plátano en tentación.

Lo único que comió la mayoría fue el plátano.

Ni los vegetales en el arroz, ni la ensalada, ni el jugo natural tuvieron éxito, y nadie de la comunidad estaba sorprendid@. La pastora de la iglesia luego nos dijo: “ellos no comen ni han comido nada de eso”.

La verdadera razón por la cual estoy escribiendo estas palabras, es para compartir lo que aprendimos ese día.

A estos niños nunca se les ha enseñado a comer vegetales, y es que sus papás, y los papás de sus papás no han sido educados a comer de esta manera. Y por eso tenemos tanto vacío nutricional en la población y tantos problemas de enfermedades relacionadas a la mala alimentación como presión alta y diabetes.

Cuando le preguntábamos a los chicos que qué les gustaba comer -para entender que les podíamos cocinar-, nos respondían “macarrones con salchicha” o “hot dog” y esto lo explicó todo.

Ojo, no se puede esperar más cuando los precios de los vegetales en los supermercados no son accesibles para muchos, y peor aún, en muchos locales ni siquiera se encuentran. Y no se encuentran porque no hay demanda. ¿Lo ves? ¿Ves el bucle? Tenemos un problema de educación y cultura alimentaria que sólo se puede arreglar desde la raíz. Pero, ¿por dónde empezamos?

No voy a mentir, ni yo estoy segura. Sin embargo lo único que puedo aportar aquí es invitarte a que estemos pendientes de nuestro entorno, de fundaciones como Rescate de Alimentos, y de iniciativas y jornadas de rescate de producto porque la salud y la sostenibilidad son más que urgentes y, como dice Helga, se necesita voluntad.

 

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